Revisión del archivo

Análisis descriptivo de mi manera de afrontar la fotografía

Mi relación con la fotografía dura ya más de cuarenta y cinco años. A los dieciséis años de edad tuve ya mi primera cámara fotográfica propiamente dicha, que contaba con una lente fija que enfocaba de cero a infinito y que disponía de tres o cuatro posibilidades de diafragma para regular el paso de la luz, y por tanto la exposición, ya que la velocidad de disparo era única y el ISO (entonces ASA en factores DIN, habitualmente entre 100 y 400) estaba prefijado. No recuerdo su marca (sí la de la siguiente que fue una Werlisa color), pero sirvió para que naciese entre la fotografía y yo ese idilio que aún permanece a lo largo de todos estos años.

Para mí la fotografía significó entonces una manera de detener el tiempo capturándolo en imágenes para el recuerdo. Previamente, dos o tres años antes, se había desarrollado en mí el gusto por la literatura y solía pasar mucho tiempo leyendo, escribiendo relatos y componiendo poemas. La fotografía era en aquel momento algo mágico, que me permitía experimentar y pasar tiempo en laboratorios improvisados en casa de varios amigos, y de algún modo cambió mi vida y me marcó un camino a seguir.

A lo largo de todo este período he hecho miles de fotografías y diapositivas, en el ámbito familiar y social, así como en multitud de viajes de trabajo y vacaciones. Siempre me he dejado llevar por el instinto o por sensaciones, que me decían qué fotografiar, cómo componer y encuadrar objetos y personas, y en qué momento disparar.

Cuando tenía veintidós años, trabajando en Telefónica (donde he pasado treinta y cinco años de mi existencia) tuve la fortuna de conocer a Pedro José Ortiz Crespo, un excelente fotógrafo y un buen compañero y amigo. A su lado aprendí muchas cosas del oficio de fotógrafo en el aspecto técnico y artístico, que me sirvieron para afianzar mis conocimientos y echar a andar con seguridad en este mundo de luces y sombras en que habitamos.

Miro atrás y reviso diapositivas, negativos, contactos y positivos de mi archivo fotográfico de la era analógica, que conservo a pesar del paso de los años, y trato de extraer unas líneas que marquen mi trabajo como fotógrafo y determinen cuál ha sido mi manera de fotografiar hasta este momento. Compruebo que predominan el paisaje (natural y urbano), la fotografía de estructuras arquitectónicas y el retrato de personas, animales y objetos. Observo una constante que es mi predilección por las cosas viejas y el impacto del paso del tiempo sobre ellas, así como la atracción que experimento por parajes solitarios y lugares abandonados, como si buscase en la soledad un descanso espiritual, y en los detalles de objetos antiguos y en desuso un nexo con las personas que allí vivieron y que los poseyeron, como si cada cosa o lugar me narrase un poco de su historia.

Me centro posteriormente en mi porfolio de los últimos tres años y veo un cambio significativo de estilo, temática y línea de trabajo, que sin abandonar mi anterior visión clasicista y realista se abre a nuevos contenidos asociados a la fotografía digital. Aprecio una forma diferente del uso de la luz y de los volúmenes por mi parte, influenciado sin duda tanto por mi paso en los años precedentes por las clases de dibujo al carboncillo y pintura a la cera y al óleo, como por mi constante reciclaje en escuelas y asociaciones de fotografía. Aquí (en lo que constituye una nueva etapa de mi trabajo) destaca la realización de panorámicas y circumpolares, la composición de bodegones, el uso de iluminación artificial en algunas de mis tomas y, sobre todo, la fotografía callejera, siendo esta última componente fotográfica para mí un auténtico descubrimiento. Esta nueva manera de capturar y procesar digitalmente fotos y vídeo viene aparejada con el desarrollo de proyectos con un objetivo definido, al tiempo que con una identidad y  finalidad específicas, todo ello de acuerdo a una nueva concepción metodológica llevada a cabo en mis últimos trabajos.

Concluyo este autoanálisis mostrando mi deseo continuo de aprender y manifestando mi mejor disposición para enfrentarme al nuevo reto que se me plantea ante el desarrollo de un proyecto fotográfico personal, partiendo de una idea en estado de germinación y que habrá de ver la luz con la ayuda de mis actuales profesores y compañeros de La Máquina, en quienes deposito mi confianza para alcanzar con éxito en tiempo y forma dicho fin.

 Carlos Carneiro

25 de noviembre de 2015

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Victoria Diehl

Quiero presentar aquí brevemente la obra de una reputada y galardonada fotógrafa gallega llamada Victoria Diehl, quien a pesar de su juventud es una de nuestras artistas internacionalmente reconocidas.

Conocí a Victoria en abril de 2013. Yo asistía como alumno a un seminario en la Universidad Autónoma de Madrid, titulado “Historia de las emociones y de la experiencia”, en el que ella era ponente con el tema “Las emociones y lo visual”. Su obra fotográfica me impactó por su originalidad y desde entonces sigo su trayectoria profesional en su blog de WordPress (https://victoriadiehl.wordpress.com/).

El tema central de su proyecto, el cual es abierto, individual y plástico-estético, es el cuerpo humano. Su fotografía pretende sugerir un conjunto de asociaciones que no se pueden inferir en un solo enunciado, no siendo muy concisa y permitiendo que el espectador asocie sus imágenes a su propia experiencia. Sus protagonistas presentan mutabilidad y cambio, mediante el uso de metáforas del cuerpo en sus estados de vida y muerte, de muerte después de la vida, de mármol (o cera y escayola) y carne confundidos. Para ello, Victoria Diehl utiliza recursos escultóricos, pictóricos y de fotografía clínica, fusionando lo natural y lo artificial con un gran sentido estético y un retoque minucioso.

Su obra no presenta un relato en sí, sino que crea posibilidades de relato.

 

He aquí una pequeña muestra de la misma

Carlos Carneiromiembros-victoria-diehl

Algunas reseñas y datos biográficos:

VICTORIA DIEHL LÓPEZ

Nació en 1978 en A Coruña, España

Reside en A Coruña, España

http://victoriadiehl.wordpress.com/

Licenciada en BB.AA especialidad Pintura y Diploma de Estudios Avanzados en Fotografía de la Universidad de Vigo. En la actualidad es Profesora Asociada de Pintura en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de Teruel. Ha realizado numerosas exposiciones individuales desde que se estrenara en 2003 cuando recibió la 1ª Beca de Creación Fotográfica del Ayuntamiento de Santiago de Compostela. Algunas de las más destacadas han sido han sido «En las Moradas del Castillo Interior» (2013), en el Museo de Arte Contemporáneo Gas Natural Unión Fenosa de La Coruña; «El cuerpo vulnerable» (2010) en Galería Cero Madrid; «Frías, frágiles, durmientes» (Photogalicia2008) o «Leben und Tod der Statuen» en el Instituto Cervantes de Viena (Austria). También ha participado en diversas exposiciones colectivas como «Skin to Skin» (Gewerbemuseum Winterthur. Suiza), «Tesoro Público» (ARTIUM, Museo Vasco de Arte Contemporáneo. Vitoria), «La imagen elegida» (Centro Nacional de Fotografía Manuel Rotella. Torrelavega, Cantabria) o «The New York Times Magazine Photographs» (Aperture Foundation. NY).

OBRA

                              VICTORIA DIEHL, EL CUERPO VULNERABLE

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La obra de Victoria Diehl ha sido puesta en relación con el mito clásico de Pigmalión, la historia que vio la luz en Occidente a través de las Metamorfosis de Ovidio. Por medio de una intervención sobrenatural, el joven escultor, enamorado de su obra, consiguió vivificar su creación, abriendo camino tanto a la especulación filosófica como a la imaginación popular.

EN LAS MORADAS DEL CASTILLO INTERIOR (2011-2013)

“…No hay historia del cuerpo que no sea al mismo tiempo una historia de sus formas de representación material. La historia del modelo anatómico recorre el conjunto de la educación médica, desde finales del siglo XV hasta nuestro mundo contemporáneo. La obra de Diehl, obsesionada con la mirada inquisitiva y avara de la medicina clínica, remite a las peculiaridades expresivas del cuerpo anatomizado, a la forma detallada y violenta por la que el cuerpo de unos pocos ha servido al conocimiento de otros muchos. Liberado de sus elementos singulares y de las circunstancias propias de su nacimiento, la representación construye un modelo, es decir: una forma canónica en la que hacer ver lo que tiene que ser observado. En las fotos de Victoria Diehl se fusionan tres tradiciones diferentes: En primer lugar, el modelo anatómico en cera y, más en particular, la tradición abierta por la Venus oferente de Susini, la llamada “venerina”: un modelo anatómico de calidad excepcional al que Diehl rinde un soberbio homenaje en esta última obra. En segundo lugar, la colección explora la retórica corporal de estas figuras anatómicas, sus similitudes con la iconografía religiosa y, sobre todo, con el cuerpo de esas santas mujeres exhibidos impúdicamente en las iglesias, como la que se encuentra en la Iglesia de Santa María de la Victoria en Roma. Quizá más que nada, las fotografías exploran los juegos expresivos del teatro barroco, de las relaciones entre los elementos figurativos y preformativos que hacen posible la experiencia. Entre ellos, el espectador encontrará impactante las manos flotantes, restos de la tradición de la representación académica del cadáver cooperante, por un lado, y de las formas deíctivas y ostensivas por las que los anatomistas aprendían no solo las correspondencias morfológicas del cuerpo, sino las acciones funcionales necesarias para su correcta manipulación y estudio. …”

La tentación de lo imposible o la tristeza del arte

Javier Moscoso

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“Victoria Diehl, sus imágenes, nos obliga a interrogarnos sobre los fundamentos de nuestra sociedad y de nosotros mismos. Pero, y aquí también radica parte de su valor, no lo hace como portavoz de ideologías, no es arte instrumental ni de campaña. Su trabajo no surge de asunciones previas, sino de su propia experiencia vital, de la confrontación entre su realidad y su deseo, de que es mujer, artista y académica”.

Juan Manuel Zaragoza

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“Sus propuestas son siempre visiones que propician cierta extrañeza inquietante. Nos obligan a asomarnos a un espejo en el que lo familiar se torna de súbito extraño y amenazante y nos acercan a la experiencia de lo siniestro en el sentido en el que lo define Friedrich Schelling, como “aquello que debiendo permanecer oculto, se ha revelado”.

Alberto López

La idea

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Cañon del Río Sil (Portugal)

Todo el éxito o fracaso del proyecto parte de la gestación de una idea, que, una vez concebida, ha de ser desarrollada y conformada siguiendo una precisa metodología. La idea ha de contar con una buena dosis de creatividad, ha de apoyarse en una cuidada metodología y ha de implementarse con grandes dosis de creatividad, para así lograr la transmisión de un mensaje claro que muestre la intención y el propósito que persigue el autor.